Presentación del Dossier de la I Jornada de Etnografías Visuales y Ensayos Fotográficos en las Ciencias Sociales

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El 29 de noviembre del 2016 en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM se llevó a cabo la “I Jornada de Etnografías Visuales y Ensayos Fotográficos en las Ciencias Sociales”, organizada por la Secretaria de Investigación y Posgrado, el Departamento de Antropología Social (FHyCS-UNaM) y la Unidad Ejecutora en Ciencias Sociales Regionales y Humanidades (UE-CISOR. Jujuy). El propósito de este encuentro consistió en reflexionar y analizar el lugar y los usos de la fotografía en el contexto de producción del conocimiento científico. A la vez, pretendió inaugurar un debate poco frecuente relacionado a la problematización sobre las herramientas-instrumentos-estrategias metodológicas empleadas en el trabajo de campo. La propuesta se organizó en dos instancias: la primera consistió en la presentación de Etnografías Visuales, cuyo objetivo era analizar el uso y los procedimientos para la inserción de la fotografía en el trabajo de campo cualitativo o etnográfico. La segunda propuesta radicó en la Muestra de Ensayos Fotográficos, con el fin de mostrar relatos visuales que expusieran el proceso de investigación o fragmentos de éste.

En sus inicios, y en la actualidad, observamos que la fotografía es una herramienta para la exposición de lo exótico, la exaltación de la alteridad o la evidencia más contundente del investigador del “estar allí”.


De esta forma, su uso como ilustración, evidencia o prueba de veracidad ha llevado a cuestionarnos acerca de su rol y el lugar que ocupa en la pretensión de objetividad en las ciencias sociales. Pensar en la fotografía en este campo nos remite a la vieja discusión objetividad-subjetividad. ¿Es posible que la fotografía sólo sea una evidencia del “haber estado allí? ¿O es una mera expresión artístico-documental del trabajo del etnógrafo-investigador? Quizás por no haberse explicitado demasiado el lugar que se le otorgaba en el registro etnográfico, por mucho tiempo fue asociada al ámbito del arte y por ello considerada como poco relevante, apenas sugerente, o inclusive llevada al plano de lo anecdótico, lo subjetivo y de múltiple interpretación. Durante esta jornada, los participantes nos adentramos en esta discusión y nos permitimos la posibilidad de asignarle un lugar predeterminado y esencial a la fotografía en el proceso de investigación social.

Inicialmente pusimos en debate el hecho de que la comprensión etnográfica debe mucho a lo no discursivo. Hay lenguajes que no son traducibles ni a la palabra hablada ni a la escritura, y es en este sentido que la fotografía cobra un lugar relevante. Los ejes de discusión de los trabajos presentados rondaron principalmente en torno a la fotografía como complemento y/o redundancia del texto, los límites del o los usos de la fotografía en un proceso de investigación y, particularmente, sobre qué define a una fotografía como “etnográfica”: ¿el tema que representa o sus usos?

Los límites de lo que se debe y se puede fotografiar son ineludibles y constantemente puestos a prueba. Por eso se torna necesario explicitar su uso durante el trabajo de campo, al igual que lo hacemos cuando grabamos o tomamos notas delante de nuestros interlocutores. En sintonía con ello, resulta determinante adoptar un abordaje metodológico específico en el que se diseñe una matriz de entrada y se identifiquen los ejes fundamentales para el ensayo-registro fotográfico. Esta decisión metodológica nos insta al desafío de crear y construir (una imagen de) el objeto de estudio a través de otro espectro: aquel que no puede ser relatado, que debe ser mostrado. Se trata de darle a la fotografía el tipo de tratamiento documental-analítico y el estatus epistemológico adecuado.
Una vez que decidimos incorporarlas como parte del registro, debemos pensar qué relación estableceremos con lo visual a lo largo de la investigación.

Los trabajos también han señalado que la fotografía es a la vez recurso y objeto de análisis, que puede llevar al investigador a transitar otros caminos posibles para ir de su propia reflexividad a la reflexividad de los sujetos sociales. En este sentido, se trata de utilizarla como una herramienta en la reconstrucción etnográfica y de repensarla como elemento central de nuestras observaciones y reflexividad durante el trabajo de campo. Esto nos incita a preguntarnos cómo y qué está mirando el investigador que las incluye en el texto.

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